Era el 2001 cuando la adaptación de la obra literaria homónima “El diario de Bridget Jones” de Helen Fielding estrenaba en cines. Una publicación de 1996 a forma de diario real de una mujer de mediana edad que relata sus aventuras en familia, trabajo y por supuesto, relaciones amorosas.
Pensemos en una comedia romántica que haya sobrevivido el tiempo que Miss Jones ha durado en la mente de los espectadores de su tiempo y que ahora gane nuevos enamorados para su ahora, tetralogía. ¡No hay película que se le compare! Por eso “Bridget Jones: loca por él” de Michael Morris.
Nos quedamos en que Bridget por fin cumple su deseo de casarse con Mister Darcy. Tiene dos hijos y ahora en esta nueva y última entrega, Jones debe enfrentar el duelo de haber perdido al amor de su vida al mismo tiempo de ser madre soltera. Darcy aún como un fantasma presente en la memoria de Jones y sus hijos, juega, aunque ya no esté presente, un papel importantísimo al ser la imagen de esas ataduras al pasado, al recuerdo, a la melancolía absoluta. Contra esto Bridget debe de luchar esta vez.
La pesadumbre con la que esta película comienza es gracias al acercamiento de Michael Morris, algunos lo conocen por la grandiosa “Mala suerte, buena suerte” (2022) y si vieron esa película entenderán el sentimiento de pérdida que invade todo el primer cuarto de la película pero que es tan necesario para contextualizar el ahora nuevo contexto emocional de Bridget Jones. Seguimos viendo a la inocentemente torpe y sexy Bridget pero con una sombra de duelo que no la deja avanzar.
Lo anterior para nada es malo, todo lo contrario, el personaje cierra perfecto un ciclo para comenzar uno totalmente nuevo, el que no tiene todo el drama de la mediana edad de los treinta que vivió con Darcy, sino ahora el que ofrece la madurez, la estabilidad, no obstante antes de eso, Jones necesita darse el permiso de recuperar ese sex appeal que solía caracterizarla. El tener ahora también dos hombres en su vida, la confronta con la decisión de poder repetir los errores del pasado o haber aprendido de estos. Jones ahora está consciente de que algo se ha aprendido durante todos estos años.
Si hay algo que valoro mucho de esta entrega es el cierre de una época, un evento canónico en la vida de un personaje que puede ser un espejo de algún evento canónico amoroso en la vida no solo de mujeres, ahora también de hombres. Esto porque el duelo y la pérdida es universal, en Londres o Ciudad de México. ¡Esta es una de las grandes bondades de esta historia y del personaje de Bridget Jones.
Ahora bien, como arco dramático de un personaje a largo plazo también resulta espléndido. Aunque cada película tiene su propio arco y contexto de personaje, esta nueva película sirve como cierre global de una mujer que puede ser también cualquier hombre que se atreva a vivir y sentir intensamente la vida. La segunda bondad de Bridget como historia y personaje es la universalidad de sus situaciones que embona perfectamente en cualquier línea de tiempo de vida de cualquier persona en cualquier coordenada del mundo. El amor lo hemos sentido todos, las tonterías por este también las hemos cometido todos.
También es impresionante como Renée Zellweger logra retomar a un personaje después de otros tantos y que lo haga tan bien, con la misma frescura, la misma inocencia innata de esa mujer y que ahora tiene una madurez evidente encerrando a la misma joven independiente. Pensemos en el Oscar que ganó por “Judy” en el 2019, tres años después de “El bebé de Bridget Jones” en el 2016. El tiempo entre cada película de esta tetralogía es demasiado y entre estos la actriz ha logrado grandes personajes, ahora con esta entrega a casi diez años después de que se casara con Darcy. El logro y entrega histriónica de Renée a este personaje debe ser un Oscar aparte.
Con “Bridget Jones: loca por él” nos enfrentamos a un capítulo final que va más allá de las propias determinaciones luctuosas de la vida y resulta en un ciclo perfecto para un gran personaje. En este nuevo y último capitulo, Bridget Jones debe sobrevivir la vida sin el amor de Darcy. Agridulce por momentos gracias al duelo que nos da la muerte pero, nos enseña que la vida sigue tal cual es la realidad.
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