Brooklyn Nine-Nine se estrenó el 17 de septiembre de 2013 con una premisa que parecía simple: un grupo de detectives resolviendo casos en un recinto de Nueva York. Pero rápidamente demostró ser mucho más.
La serie se atrevió a romper con los estereotipos de las sitcoms policiales al dar protagonismo a personajes diversos, complejos y entrañables. Abordó temas como el racismo, la homofobia, el sexismo y la identidad sexual, pero siempre con un humor ligero y una ternura inesperada.
Su fórmula probó que la comedia no tenía que estar reñida con la representación ni con el mensaje.
En 2018, cuando FOX canceló la serie tras cinco temporadas, las redes sociales explotaron. Actores, comediantes y millones de seguidores exigieron su regreso, logrando que NBC la rescatara al día siguiente.
Fue un momento histórico para la televisión: los fans demostraron que su voz podía cambiar el destino de una producción. El grito de “Nine-Nine!” o “¡Nueve-Nueve!” trascendió la ficción y se volvió símbolo de unión entre audiencia y creadores.
Si algo caracterizó a Brooklyn Nine-Nine fue su habilidad para generar momentos memorables que trascendieron la pantalla. El mejor ejemplo es la escena del “lineup” con los Backstreet Boys, que se convirtió en un fenómeno viral.
Esa mezcla de humor absurdo, timing perfecto y cultura pop convirtió a la serie en un referente dentro y fuera de la televisión, ganándose un lugar permanente en la memoria colectiva de Internet.
El impacto de la serie no sólo fue cultural, también quedó marcado en la industria. En 2014, Brooklyn Nine-Nine ganó el Globo de Oro a Mejor Serie de Comedia, y Andy Samberg se llevó el premio a Mejor Actor.
Además, su paso a streaming consolidó su éxito: durante 2022 y 2023, estuvo consistentemente entre las comedias más vistas en Netflix y Peacock, confirmando que su legado sigue vivo.
Andy Samberg no sólo interpretó al entrañable Jake Peralta, también fue motor creativo y productor de la serie. Con su estilo cómico, que es una mezcla de absurdo, ternura y chispa millennial; dio forma a un universo que se sentía fresco y cercano.
Su visión convirtió lo que pudo ser “otra comedia policial” en una obra con corazón, capaz de equilibrar bromas disparatadas con reflexiones sociales profundas.
El legado de Brooklyn Nine-Nine también se mide en lo que hizo por sus actores. Stephanie Beatriz encontró en Rosa Díaz un papel icónico que redefinió su carrera y le permitió alzar la voz como actriz bisexual en Hollywood.
Terry Crews demostró que podía ir más allá de la caricatura de “músculos y fuerza”, mostrando vulnerabilidad y ternura, mientras se consolidaba como activista contra el abuso en la industria.
Y por supuesto, Andre Braugher dejó huella con el Capitán Holt: un personaje serio, afroamericano y gay que desafió estereotipos y se convirtió en referente de representación y respeto en la televisión.
Brooklyn Nine-Nine no sólo nos hizo reír; nos enseñó que la comedia puede ser un espacio de inclusión, valentía y humanidad. Nos mostró que los héroes no siempre llevan capa, a veces visten placa y uniforme mientras lidian con lo cotidiano.
Aunque la serie llegó a su fin el 16 de septiembre de 2021, el eco de su grito “Nine-Nine” seguirá resonando como recordatorio de que la televisión, cuando se hace con amor y autenticidad, puede cambiar al mundo.
