Clichés del cine que no pasan de moda

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Los clichés del cine son la columna vertebral de miles de historias que, aunque cambian de forma y estilo con cada generación, siguen funcionando porque responden a necesidades en la trama. Estos patrones, lejos de desaparecer, se han convertido en parte del lenguaje universal del cine.

El elegido, el viaje del héroe o el MacGuffin son ejemplos de los clichés del cine que han marcado la manera en que entendemos las historias y continúan siendo esenciales para conectar emocionalmente con el público.

¿Por qué los clichés del cine siguen vigentes?

Los clichés del cine sobreviven porque funcionan. A pesar de ser predecibles, ofrecen una estructura reconocible que permite al espectador entrar a la historia sin necesidad de largas explicaciones. Son fórmulas que generan expectativas claras, ritmos narrativos efectivos y arquetipos que ayudan a dar forma a los conflictos.

¿Qué representa el cliché de El elegido?

Uno de los clichés del cine más antiguos es el de El elegido. El personaje predestinado, marcado por una profecía o un destino inevitable. Este arquetipo sostiene historias como Harry Potter, Matrix, Star Wars y un sinfín de títulos más.

La razón por la que este cliché sigue funcionando es simple: El elegido conecta con ese deseo humano de sentir que tenemos un destino especial, que incluso alguien común puede estar destinado a algo grande. Es un recurso que permite explorar crecimiento, conflicto y esperanza, y por eso sigue siendo una de las herramientas narrativas más poderosas en el cine.

¿Cómo funciona el viaje del héroe?

El viaje del héroe es quizá el más famoso de los clichés del cine. Derivado del monomito de Joseph Campbell, plantea una estructura narrativa formada de etapas que el protagonista atraviesa: el llamado, la resistencia, el mentor, la caída, la transformación, el regreso.

Es un cliché no porque sea simple, sino porque se ha utilizado tanto que hoy es parte del ADN de Hollywood. Desde El Señor de los Anillos hasta Spider-Man, el viaje del héroe se repite porque resume de manera clara el crecimiento emocional y moral de un personaje. Su mayor virtud es que ofrece una narrativa universal. Todos hemos enfrentado desafíos, cambios y pruebas, y este patrón convierte esa experiencia en cine.

¿Por qué el MacGuffin es tan común en los clichés del cine?

El MacGuffin es otro de los clichés del cine más usados. Popularizado por Alfred Hitchcock, este recurso narrativo se refiere a un elemento en la película que impulsa la historia, aunque en realidad no tenga gran relevancia por sí mismo. Puede ser un maletín misterioso, un anillo, una clave o un archivo. Su función es simple: mover a los personajes de un punto a otro y justificar el conflicto.

En películas como Pulp Fiction, Misión Imposible o Indiana Jones, el MacGuffin sirve para mantener la trama en movimiento mientras lo verdaderamente importante ocurre entre los personajes. Es un cliché útil porque mantiene el ritmo narrativo y le da al espectador una meta clara, incluso si esa meta es irrelevante al final.

¿Qué nos dicen estos clichés sobre la forma en que consumimos historias?

En el fondo, los clichés del cine no son fórmulas desgastadas, sino herramientas. Su eficacia depende de cómo se utilicen. Pueden ser repetitivos o pueden renovarse con creatividad. Lo cierto es que siguen presentes porque responden a emociones básicas, a arquetipos universales y a una necesidad de claridad narrativa.

El cine cambia, evoluciona y se reinventa conforme pasa el tiempo y cambia la sociedad, pero estos clichés siguen ahí porque representan algo más profundo: la manera en que entendemos el mundo a través de historias dentro del séptimo arte.